Sopla el viento. La noche será desapacible. El dueño de la tienda sonríe al verlo y lo saluda con amabilidad. Cada tres meses más o menos se acordaba de alegrarse por tenerlo como cliente. Su relación ya duraba cinco años o algo así. Él venía, le hacía un pedido, y se llevaba los peces que había encargado en la visita anterior. Aguapuchas, globos, luciferes, madreselvas; minúsculas joyas vivas de la naturaleza. Se imaginaba la casa de su cliente tapizada de seres exquisitos por doquier, muchos de ellos después de que él mismo los extrajera con sumo cuidado de algún lugar exótico, al otro lado del planeta. Esta vez se trataba de media docena de arcamusas de Galápagos. Le había costado mucho dinero introducirlas al país pero sus esfuerzos iban a ser muy bien recompensados. Cada pequeño animal costaba cerca de veinticinco mil coronas que el cliente le pagaría en efectivo con billetes de quinientos…

En este nuevo libro de Liliana Pineda, el blanqueo del dinero negro, las estafas filatélicas, los “pelotazos” urbanísticos, la corrupción política, la mafia de la droga, los paraísos fiscales… todo ello va apareciendo y entremezclándose en una trama novelada, que los esfuerzos del periodismo de investigación y la abogacía quieren desvelar con trágicos resultados.

“El hombre de blanco” representa la mano invisible que mueve los hilos de la economía delictiva en tiempos de la globalización. Es una denuncia desde la ficción –pálido reflejo de la realidad– de los estragos del neocaciquismo y de la ausencia de controles económicos.