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Una vida (casi) discreta
Una vida (casi) discreta
Jesús Carazo
Burgos 2016
ISBN: 978-8-4159073-1-2
200 páginas
17,00
Jesús Carazo El Autor

Jesús Carazo nació en Burgos en 1944. Tras licenciarse en Filosofía y Letras en Madrid, fue profesor en Tánger, Palma de Mallorca, Málaga y Burdeos, y terminó su carrera docente como Catedrático de Lengua y Literatura en el instituto López de Mendoza de su ciudad natal. Desde hace unos años reside en Burdeos dedicado totalmente a la escritura.

Ha publicado dieciséis novelas y obtenido los premios Sésamo, Elena Fortún, Ciudad de Barbastro y Ciudad de Valladolid. En 1989 fue el finalista del premio Nadal con Los límites del paraíso. Es asimismo autor de varias novelas juveniles que han cautivado a decenas de miles de lectores. Una de ellas, El soñador furtivo, ha sido seleccionada por un grupo de especialistas de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez como una de las cien mejores novelas juveniles de todo el siglo XX. Sus obras han sido traducidas al catalán, vasco, francés, alemán e inglés.

En los últimos años, el teatro ocupa la mayor parte de su actividad creativa. Ha publicado dieciséis piezas, algunas de las cuales se han llevado a escena dentro y fuera de nuestro país. En 2004, Último verano en el paraíso recibió el premio Lope de Vega. Desde hace años, el grupo Histrión pasea por toda la geografía española La reina que no quiso reinar, que, a finales de 2015, ha alcanzado las doscientas representaciones.

(Pág. web del autor: jesuscarazo.com. Además de las ediciones en papel, toda su narrativa se encuentra hoy disponible para e-books y tabletas en la editorial Leer-e.)

Este libro nace como un reto personal más que como un proyecto literario. Pero dado que en una vida, en cualquier vida, siempre hay episodios que no desentonarían en una obra de ficción, mis memorias podrán interesar a algunos amigos, a dos o tres miembros de mi familia y, probablemente, a un puñado de fieles lectores.

Cierto día, cuando yo era un muchacho, mi madre me dijo algo sorprendente: “Mira, hijo, hace nada, hace apenas un instante, yo tenía tu edad”. Mi madre me llevaba veinte años —para mí entonces, más o menos un siglo—, así que me dejó bastante perplejo. Ahora, cinco décadas después, entiendo lo que quería decir: ¡la vida pasa tan rápida, tan silenciosa, tan... disimulada!

Siempre me ha angustiado el vertiginoso latir del tiempo —hace nada, hace apenas un instante, también yo era un muchacho que se aburría en el colegio y soñaba con vivir aventuras—, pero mi verdadera obsesión, la tarea en la que he empeñado más de veinte años, ha sido lograr la confianza y la obstinación necesarias para escribir una novela.

Quienes ya conocen los primeros capítulos de mis memorias —¡Este chico es tonto!— me perdonarán que, con pequeños pero innumerables cambios, los haya incluido en el presente volumen. Dejarlos de lado me parecía presentarme ante los lectores como un personaje incompleto, sin infancia, sin adolescencia... Andarivel