Un comunista que iba a misa; una niña que jugaba con una corona de flores sin saber que pertenecía a los muertos; una prostituta proclamada Miss Arija; una investigación sobre el erotismo en Castilla; un hombre que resistió el encierro en la cárcel pintando sus recuerdos felices de juventud…
Estas y otras historias dan forma a un librito sobre distintos Burgos: aquel del que al autor le hablaron de niño; el que ha vivido; en el que, por parecerle más interesante, se ha fijado. Que no quería caer en lo que uno de los hombres que aparecen por aquí le dijo, a propósito de los adictos a correr de un monumento a otro y sacar fotos como trofeos, sin darse cuenta siquiera del suelo que pisan: “Tú has estado en el sitio, pero el sitio no ha estado en ti”.
Ojalá el viento lleve las páginas que en el Espolón le ofrece el caballero de la portada hasta alguien que pueda disfrutarlas. (Y que ese alguien ofrezca, a su vez, y si no le cae gordo lo que lea, un par de billetes pequeños que el viento haga llegar al autor.) |